miércoles, 5 de noviembre de 2008

Contra las Fumigaciones y los Desmontes

Dicen que después de cada lluvia nace algo nuevo. Durante el “1° Foro Regional contra las Fumigaciones y los Desmontes”, que se realizó en la ciudad de San Justo, provincia de Santa Fe, el 25 de octubre último, llovió sin parar desde la primera hora de la mañana hasta el cierre del encuentro.
Organizado por la Asociación Muyuqui, el Centro de Protección a la Naturaleza y Planeta Azul, con una convocatoria de 70 asistentes representando a más de 30 organizaciones sociales, instituciones educativas, agrupamientos políticos y culturales de la provincia, se analizó el impacto del modelo sojero y se consensuaron propuestas para llevar adelante.
A este interesante encuentro de trabajo, asistió el Foro por la Soberanía Alimentaria que viene elaborando estrategias de investigación-acción para volcarlas a nuestro territorio.


Paren de Fumigar-nos
Quienes llevan adelante la campaña “¡Paren de Fumigar!” informaron que este año se plantan 18 millones de hectáreas de soja (en el 2007 fueron 16 millones), eso implica que se utilizaran 250 millones de litros de glifosato. Este agrotóxico, que la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo califica en el grado máximo de toxicidad (A: rojo), en Argentina está clasificado con el grado más bajo (D: verde), cuestión que viene de la época menemista y se vincula a los negocios con Monsanto. El Dr. Rodolfo Páramo de la ciudad de Malabrigo explicó el daño que produce a la salud humana: cáncer, alergias, abortos espontáneos, malformaciones genéticas por competencia con Acido Fólico (columna bífida, malformaciones óseas en el cráneo, entre otras).
El contacto de las personas con el veneno se produce de varias maneras: por contacto con la piel, tal es el caso, de los niños banderilleros, trabajadores que realizan las fumigaciones, habitantes rurales y de pueblos con cultivos aledaños que reciben el glifosato de las fumigaciones aéreas o terrestres; o por vías respiratorias, como son las poblaciones que viven cerca de los silos cerealeros o de las rutas por donde transitan los camiones con cereales. Al no respetarse el manejo de los agrotóxicos, se desechan los embases al río o a la basura como cualquier otro residuo, se guardan los fumigadores en áreas urbanas, entre otras cosas, y así se continúan con la contaminación de nuestros bienes naturales.
Pero no sólo las fumigaciones y sus consecuencias son hijas de este modelo sojero. También es la pérdida de los montes nativos por la expansión de la frontera agropecuaria, donde se prioriza la obtención de ganancias, tanto del Estado como de los particulares, por encima del bien común, y evidencia la pérdida de saberes e incapacidad de nuestros productores agrícolas para realizar explotaciones sustentables en los millones de hectáreas existentes que deberían garantizar alimentos sanos al alcance de toda la población santafesina. En nuestra provincia se perdió el 90% de los bosques nativos, que esto incide en el aumento de la sequía y desertificación.
La existencia de normas específicas, como la Ley Provincial N° 11.273 de Fitosanitarios, la Resolución N ° 55/07 de la Defensoría del Pueblo de la provincia y la Ley Nacional N° 26.331/07 de Presupuestos Mínimos Ambientales para la Protección de los Bosques Nativos, tiene su contrapartida en la ausencia de políticas concretas de intervención del Estado y de los organismos encargados de hacerlas cumplir. Estas ausencias ratifican una virtual complicidad entre el poder político y el poder de los agronegocios, por encima de los intereses de las comunidades.

Propuestas
Luego de trabajar en talleres con distintos ejes se arribo a estos 4 puntos que abajo se detallan para socializarlo en todas las localidades del territorio provincial y así exigir a nuestros gobernantes y legisladores que se comprometan no sólo con la aplicación de las leyes sino también con todo lo necesario para preservar los bienes naturales para la posteridad.
4 puntos:
1°) En virtud de lo normado por la Ley Provincial N° 11.273 de Fitosanitarios y su decreto reglamentario, ejercer nuestro derecho para reclamar por la demarcación de la línea agronómica en ciudades y pueblos.
2°) La reclasificación del herbicida glifosato, en cualquiera de sus presentaciones comerciales, de la actual "producto que no ofrece peligro" a "producto sumamente peligroso", puesto que ya existe evidencia científica nacional e internacional suficiente al respecto.
3°) No permitir la deforestación de una sola hectárea más de monte nativo: la propuesta de zonificación debe tener como premisa la conservación de la escasa superficie forestada original que aún queda antes que decidir el reparto en parcelas de escaso tamaño, inviables para el sostenimiento de la vida.
4°) Promover instancias participativas de desarrollo local basados en las propuestas agrosilvopastoriles, evitando la migración rural y fortaleciendo el empleo rural y la producción sustentable de alimentos sanos y económicos.

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